Las despedidas

Las despedidas siempre son dolorosas, pero forman parte de nuestra vida y tenemos que aprender a decir adiós y desprendernos de aquello que ya no forma parte de nuestro día a día. Duelen mucho, sí, claro que sí.

 

 

Decir adiós nos ayuda a seguir adelante y a afrontar lo que estar por venir a nuestras vidas. Cada despedida es distinta, según la situación, pueden ser temporales y nos limitan en el tiempo y en la distancia como cuando cambiamos de lugar de trabajo o pueden ser permanentes y serían aquellas que ocurren cuando muere un ser querido. Situaciones muy distintas con dolores distintos pero despedidas al fin y al cabo. Unas más dolorosas que otras pero igualmente son cambios en nuestras vidas los cuales debemos de afrontar y aceptar.

 

 

Tras ellas no nos sentimos seguros y tenemos miedos por esos cambios, incertidumbre. Incluso ya no sólo miedo sino rabia o incluso soledad por dejar a personas que compartían cada día cierta complicidad contigo. Adiós a esas conversaciones, esas risas, esos gestos de cariño, esa complicidad. Doloroso cuando no eres tú quien toma esa decisión y es la vida quién se encarga de mover las fichas.

 

 

Las despedidas son necesarias, dejar aquello que ya no forma parte de tu vida supone un cambio y cualquier cambio al que te adaptes y sigas adelante supone un aprendizaje del cuál sacarás una lectura positiva.

 

Tómate tu tiempo, deja salir tus emociones y acepta tu nueva realidad. Rodéate de personas que puedan ayudarte. Aprovecha para empezar con algún proyecto nuevo.

 

No te aferres a lo que dejas, mira más allá y mira lo positivo de tu nueva situación.

 

Algunas situaciones incluso no las podemos catalogar como “despedidas”, hay personas que pasan por tu vida y están de paso, pero en muchas otras ocasiones, estarán ahí siempre a tu lado y es en esos cambios donde podrás ver lo bonito de tu última etapa.

 

Todos hemos pasado pos situaciones así, siente, acepta, aprende, levanta y ¡sigue!